El verano trae consigo altas temperaturas que pueden sobrecargar el organismo, provocando deshidratación, fatiga y desequilibrios electrolíticos. Esto puede provocar calambres musculares, agotamiento, dolores de cabeza e incluso náuseas o taquicardias.
Para hacer frente a esta estación, así como a una actividad deportiva especialmente intensa, es esencial reponer los minerales que perdemos a través del sudor, en particular el magnesio y el potasio, que desempeñan un papel clave en nuestro bienestar.
¿Qué son las sales minerales y para qué se utilizan?
En efecto, las sales minerales son sustancias inorgánicas que, aunque sólo representan en total el 6,2 % del peso corporal, desempeñan funciones esenciales para la vida. El organismo humano no puede producirlas por sí mismo, sino que debe ingerirlas a través de los alimentos o el agua, que puede ser especialmente rica en ellas, al burbujear desde el subsuelo, en contacto con las rocas y el suelo en los que se acumulan.
Las sales minerales intervienen en muchos procesos fisiológicos, como la formación de huesos y dientes, la contracción muscular, la transmisión de impulsos nerviosos y la regulación del equilibrio hídrico y salino.
Sales minerales y equilibrio electrolítico
Algunas sales minerales funcionan como "electrolitos" porque también sirven para mantener un nivel adecuado de líquido en el organismo, lo que es especialmente importante dado que el agua representa más de la mitad del peso corporal y es esencial en cualquier proceso físico y bioquímico. Todos los electrolitos tienen la función de conducir las cargas eléctricas a través del cuerpo, participando así en la transmisión de los impulsos eléctricos a nivel nervioso y muscular, permitiendo que el corazón lata con regularidad, regulando la presión sanguínea, favoreciendo una permeabilidad intestinal adecuada y también manteniendo el nivel de pH de la sangre en un nivel óptimo entre 7,35 y 7,45. Todas ellas funciones muy importantes.
En comparación con otras sustancias vitales (lípidos, proteínas e hidratos de carbono en particular), las necesidades diarias de sales minerales son mínimas, pero como éstas se eliminan continuamente a través del sudor, la orina y las heces, también deben reponerse constantemente.
Entre las sales minerales que más contribuyen a un correcto equilibrio electrolítico se encuentran el Magnesio y el Potasio, que a menudo interactúan en sinergia y de hecho se consideran interdependientes.
Magnesio, ¿para qué sirve?
El magnesio es esencial para el correcto funcionamiento de la bomba de sodio-potasio, que regula el transporte de iones de sodio e iones de potasio dentro y fuera de las células, un mecanismo esencial para mantener el potencial de membrana y la transmisión del impulso nervioso, y una carencia de magnesio puede provocar una carencia de potasio a largo plazo.
Por tanto, el magnesio no debe faltar nunca. Es un mineral que interviene en numerosas reacciones bioquímicas y funciones corporales y metabólicas como:
- producción energética
- síntesis de proteínas
- función muscular y nerviosa
- mantener un ritmo cardiaco regular
- también es importante para dormir bien y para el bienestar general, ya que favorece la relajación muscular, ayudando a prevenir y contrarrestar los calambres, la fatiga y los espasmos musculares.
Implicado en los procesos de producción de ATP, la principal fuente de energía del organismo, el magnesio participa en la síntesis de proteínas, esencial para el crecimiento y la restauración de los tejidos, especialmente los músculos (¡el corazón también es un músculo!) y el tejido nervioso.
Carencia de magnesio, síntomas y efectos
Cualquier deficiencia de esta sustancia puede deberse no sólo a factores externos, como la sudoración intensa debida al calor o a la actividad física, sino también a una ingesta alimentaria escasa: nuestra dieta no siempre incluye fuentes alimentarias que la contengan en cantidades adecuadas.
Por eso es importante llevar a la mesa, sobre todo durante los meses de verano, recetas que contengan semillas oleaginosas (calabaza, girasol, lino y soja), cacao, frutos secos como almendras y nueces, legumbres, cereales integrales y algunas verduras como las espinacas, la col rizada y la lechuga, que son ricas en esta preciada sal mineral.
De hecho, en caso de niveles bajos de magnesio en el organismo, podemos experimentar una serie de molestias, como calambres musculares, fatiga, nerviosismo, insomnio e incluso arritmias cardiacas.
De ahí la importancia de la integración. ¿Cómo? Gracias a los suplementos de Citrato y Bisglicinato de Magnesio "listos para tomar", que son cómodos de llevar con nosotros, sin necesidad de mezclarlos con agua, porque están listos para beber.
Potasio, ¿para qué sirve?
¿Y el potasio? ¿Para qué sirve, cuánto se necesita? Es el principal mineral presente a nivel celular y en un individuo adulto hay unos 180 g de él.
"Gemelo" del magnesio, este mineral interviene en la contracción muscular (incluida la del músculo cardíaco), ayuda a regular el equilibrio de los líquidos y otros minerales dentro y fuera de las células, y mantiene la tensión arterial dentro de los límites normales amortiguando los efectos del sodio, que a menudo consumimos en cantidades demasiado elevadas para nuestras necesidades, con consecuencias negativas sobre la tensión arterial y la función renal.
Por tanto, el potasio también puede ayudar a reducir el riesgo de cálculos renales y la posible pérdida de tejido óseo que puede producirse en la vejez, ya que favorece la acumulación de calcio donde se necesita, en el hueso. El estudio "The Association of Potassium Intake With Bone Mineral Density and the Prevalence of Osteoporosis Among Older Korean Adults", realizado en más de 8.000 sujetos, comparó la ingesta de potasio con la densidad mineral ósea y descubrió que, en las mujeres, una ingesta elevada de potasio se correlacionaba con una mayor densidad mineral ósea y un menor riesgo de desarrollar osteoporosis.
Sal omnipresente, el potasio está presente en todos los alimentos, pero las verduras y frutas frescas y poco procesadas son especialmente ricas en él: en particular, los tomates, las patatas, las verduras de hoja verde, los pepinos, los calabacines, las berenjenas, la calabaza, las zanahorias, las judías y los frutos secos. En menor cantidad, también está presente en la carne roja, las aves, el pescado y los productos lácteos.
Magnesio y potasio: por qué son importantes juntos
Si se producen carencias específicas de las dos sales minerales, es mejor elegir complementos en fórmulas que combinen potasio con magnesio, dada su interdependencia mutua. En concreto, existen algunos complementos alimenticios a base de Magnesio y Potasio que están especialmente indicados en casos de debilidad muscular y sudoración intensa en épocas de calor y durante la actividad deportiva.
Independientemente de la temperatura y el clima, tomar suplementos de sales minerales no sólo en verano, cuando aumenta el riesgo de perderlas a través del sudor, sino también antes, durante y después de la actividad física puede ayudar al organismo a mantener un correcto equilibrio electrolítico, esencial para todo proceso vital, y puede servir para mejorar el rendimiento y favorecer una recuperación más rápida, reduciendo el riesgo de calambres y fatiga muscular.